Viaggio a Itaca
Viajando vi nuevos lugares y diferentes culturas que me encantaron, pero sobre todo tuve la oportunidad de conocer mi mismo: mis debilidades, mis miedos, mis deseos. Viajar fue una herramienta para mejorar; y la palanca de todo es la persona, su sonrisa. Porque el otro es el espejo en el que puedo verme: al conocerte, yo me conozco.
Durante mis viajes pude ver con mis propios ojos el impacto negativo del turismo masivo en el territorio y en la población. El viaje, en este caso, se convierte en una mercancía igual que un objeto: compro, consumo, tiro. Así, se crea un círculo vicioso donde el dinero está en el centro de las relaciones humanas, y el turista es recibido como una mera forma de lucro. Además, la gente del pueblo se siente alienada viendo la transformación de su tierra adaptada a las necesidades de consumo y mercado, con un fuerte impacto social y ambiental.
En agosto de 2014 estuve en Cartagena de Indias, en los Caribes de Colombia. Un lugar hermoso, lleno de historias de piratas, ron y loros que hablan. Todavía recuerdo cuando me petrificaba en frente de la belleza de hombres negros como la noche y ojos azules como el hielo: aquí está el encuentro entre África y Europa que toma forma en el hombre. ¡Increíble!
Sin embargo, Cartagena también es un lugar que sufre por el turismo masivo. Te das cuenta, lo ves. Los habitantes ganan plata, claro, pero son molestados hasta el punto de sentirse casi extranjeros en su propia ciudad, porqué son principalmente europeos y estadounidenses de vacaciones a marcar el ritmo: pagando, comprando y exigiendo, se sienten jefes del lugar.
Me dio mucha vergüenza que me vieran como uno de los tantos turistas: traspirado, avergonzado y con mucha pena en mi cuerpo. Me arrastraba por la calle tratando de mimetizarme con mi acento argentino, pero nada que hacer, yo era solo uno de los demás.
Intenté analizar varias ciudades turísticas, llegando a la conclusión de que el turismo clásico puede traer ciertos beneficios iniciales pero que a largo plazo los efectos negativos son evidentes, y la crisis por Covid-19 es sólo una lupa de una manera de viajar inadecuada.
Últimamente escuchamos hablar del "turismo experiencial" como forma alternativa más sostenible. La tendencia es ciertamente interesante, pero lo que cambia no es la visión del viaje en su esencia, sino simplemente los métodos de consumo de un servicio, con el riesgo de continuar con la misma mercantilización de las relaciones humanas en una lógica de marketing de consumo, sin solucionar el problema.
“Viaggio a Itaca” es un proyecto para la ciudad de Messina con el objetivo de cambiar rumbo hacia una nueva forma de turismo, aportando pensamientos, ideas y acciones concretas, con el fin de recibir viajeros que se enriquecen y mejoran nuestra tierra, sin un estricto vínculo comercial, abrazando los valores de hermandad, solidaridad y conocimiento.
Así se promueve el encuentro del viajero con la parte cultural e histórica del territorio, por medio de actividades que sensibilizan la integración del visitante directamente con la gente del pueblo, para que se sienta parte del tejido social, facilitando la comunicación también con personas de otro idioma.
La perspectiva es ver al turista como un recurso para incrementar y mejorar la convivencia entre personas de diferentes culturas y orígenes sociales, aconsejando y planificando una permanencia de forma justa y solidaria en armonía con los ritmos del lugar.
Messina, además de ser una importante ciudad portuaria en el centro del Mediterráneo, es también un lugar lleno de historia y naturaleza, donde el mar y el "estrecho" han encantado a artistas y escritores a lo largo de los siglos. Por eso, queremos crear un turismo "lento" que deje tiempo al viajero para tomar conciencia del sitio en que se encuentra, en armonía con el entorno, prefiriendo ir a pie, en bicicleta o en transporte público, para disfrutar plenamente el contacto y la emoción del mar.
El proyecto no mira solo al viajero. También quiere acrecer nuestra típica cultura de la hospitalidad mediterránea, que estamos perdiendo poco a poco. "Viaggio a Itaca", por lo tanto, también se dirige a todos nosotros, ciudadanos de Messina y Sicilia, para volver a expresar nuestro amor por la humanidad y hospitalidad hacia los demás, especialmente ahora, después de esta temporada difícil, con el deseo y la fuerza de levantarnos.
Les dedico este poema de Constantine Kavafis
Ítaca
Cuando emprendas tu viaje a Ítaca
pide que el camino sea largo,
lleno de aventuras, lleno de experiencias.
No temas a los lestrigones ni a los cíclopes
ni al colérico Poseidón,
seres tales jamás hallarás en tu camino,
si tu pensar es elevado, si selecta
es la emoción que toca tu espíritu y tu cuerpo.
Ni a los lestrigones ni a los cíclopes
ni al salvaje Poseidón encontrarás,
si no los llevas dentro de tu alma,
si no los yergue tu alma ante ti.
Pide que el camino sea largo.
Que muchas sean las mañanas de verano
en que llegues -¡con qué placer y alegría!-
a puertos nunca vistos antes.
Detente en los emporios de Fenicia
y hazte con hermosas mercancías,
nácar y coral, ámbar y ébano
y toda suerte de perfumes sensuales,
cuantos más abundantes perfumes sensuales puedas.
Ve a muchas ciudades egipcias
a aprender, a aprender de sus sabios.
Ten siempre a Ítaca en tu mente.
Llegar allí es tu destino.
Mas no apresures nunca el viaje.
Mejor que dure muchos años
y atracar, viejo ya, en la isla,
enriquecido de cuanto ganaste en el camino
sin aguantar a que Ítaca te enriquezca.
Ítaca te brindó tan hermoso viaje.
Sin ella no habrías emprendido el camino.
Pero no tiene ya nada que darte.
Aunque la halles pobre, Ítaca no te ha engañado.
Así, sabio como te has vuelto, con tanta experiencia,
entenderás ya qué significan las Ítacas.